sábado, 30 de mayo de 2015

Siempre serás tú.



Hoy te volví a ver con esa sonrisa de la cual me enamoré y a pesar de todo me erizo la piel.

Tenía más de dos meses sin verte los cuales se me habían ido muy lento, sentía que ya había pasado muchísimo tiempo desde aquel día en que te eche de mi vida. Durante este tiempo pensé que ya te había dejado de querer, intente sentir algo por otra persona y para ser franca me gusto la atención que él me ponía, esa que siempre quise tener de ti. 
Siempre pensé que eso de "un clavo saca a otro clavo" era en lo absoluto una tontería y lo peor que se le podría hacer a alguien, pero lo hice. Me aferre a algo que no sentía con tal de olvidarme de ti y no puedo negar que me emocionaba su sonrisa, pero no causaba el mismo efecto que la tuya.

Estar sin ti era fácil cuando él estaba cerca, pero en cierto momento del día te recordaba y aunque es cruel decirlo comparaba sus besos con los tuyos, las caricias de ambos me llenaban, pero las tuyas lograban tantas cosas que ni siquiera podría explicar. 

Todo iba muy bien para ser verdad y sinceramente debo darte las gracias. 

Gracias al daño que me hiciste me cuesta trabajo confiar en la gente, más en aquella que jura demasiado amor. Él no era lo que parecía y al descubrir sus verdaderas intenciones involuntariamente pensé en ti, es confuso lo sé, pero en realidad nunca te olvide mucho menos te deje de querer. Al pasar por esto logré darme cuenta que no estaba segura si de verdad quería sacarte de mi vida por completo, las ganas por hablarte y decir que sí a tu petición de ser amigos me inundaban pero había algo que me frenaba a hacerlo, ese orgullo tan grande que tengo.

Conforme pasaban los días más pensaba en ti y me convencía a mí misma que ser amigos no sería algo tan terrible, ya lo habíamos sido antes y podíamos serlo ahora. 

¡GRAN ERROR!

Después de verte me di cuenta que aunque yo quisiera hacerme a la idea que podría ser sólo tu amiga, no lo lograría. Al verte mi corazón se acelero como de costumbre, mis manos sudaban más de lo normal y al encontrar tu mirada perdida en la mía no pude evitar sentir ese choque de emociones que siempre provocaste. Sonreíste al verme y sin darme cuenta ya estaba dando pequeños saltitos por dentro de la emoción. 

Ahora ya estaba convencida. Ser amigos era algo que no quería, no podía y me rehusaba una y otra vez; tu lugar estaba en ser ese amor que me llenaría el alma, los sueños, las emociones, la vida misma, serías por siempre un amor imposible, aquel que por más que quieras nunca se olvida.

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