sábado, 16 de mayo de 2015

Tres amores.

Nunca imagine que ese día te encontraría a ti y que fueras tú el hombre perfecto para arruinarme la vida.

Para ser sincera no sé si nuestra historia pudiera ser llamada "de amor". Jamás pensé que serías quien me hiciera tan feliz y al mismo tiempo quien me hiciera el más grande daño. 

Quizás el destino nos cruzo en mal momento.

Yo terminaba una relación de años y tú intentabas olvidar tu pasado, un pasado que te dejo tan marcado que por más que intentara sanar las heridas, nunca lo lograría.
Siempre he considerado que en la vida existen tres clases de amores: tu primer amor, el amor de tu vida y con quien te vas a casar. Para mí, mi ex novio era el amor de mi vida y con quien planeaba casarme. Me equivoque. Gracias a ti comprendí que él simplemente era con quien me casaría y que tú serías mi gran amor, el amor de mi vida.  

Cuando estaba con él no sentía las mariposas revoloteando por todo mi cuerpo, tampoco sonreía como estúpida al momento de verlo, sus manos ya no me hacían temblar y sus besos no me hervían la sangre. Ahora eras tú quien causaba todo eso en mí. 

Me encantaba escucharte hablar, que fueras amigo de mis amigos y que contigo pudiera ser quien soy, sin máscaras, ni ataduras. Me gustaba todo de ti. Sólo había un detalle, tu pasado. 

A pesar de que te hice sentir cosas que con nadie habías sentido, no me dejaste entrar por completo. Nos alejamos tantas veces, las cuales regresabas a mí como si nada hubiera sucedido, como si nunca me hubieses hecho daño. Me decidía a intentar olvidarte, a no seguir siendo presa de tus dulces y encantadores labios y por algún extraño motivo volvías a mi. No me querías contigo, pero tampoco te veías sin mí.

Llego el momento de sentirte tan seguro de lo que sentías por mi que me hice a la idea de que muy pronto estaríamos juntos, y eso me llenaba completamente de felicidad. Tú también te hiciste a la idea, pero en ti no tuvo el mismo efecto.

Decidiste alejarte, dejar a un lado tus sentimientos y volver a tu burbuja del pasado sin importar que yo estuviera queriéndote más que nunca, negándote a ti mismo que lo que sentías por mí te hacia sentir mejor de lo que nunca nadie lo había hecho. 

Tenías miedo de volver a sufrir y de hacerme sufrir. Estúpido miedo egoísta.

Esta vez todo iba en serio, te alejaste y decidí ya no irme contigo. Ser amigos ya no era opción, deshacerme de ti era lo mejor. 
Ahora tú estás por ahí, con amores de una noche y yo aquí, soñandote conmigo todas las noches. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario