Ya ha pasado mucho tiempo desde que te fuiste y tu lugar en mi cama sigue intacto, tal y como lo dejaste esa noche, en mi corazón también está tu vacío y la verdad no se ha podido llenar con nada.
A pesar de que el dolor poco a poco va sanando, tu recuerdo aún me sigue por todos lados. En algunos rincones de la casa todavía puedo escuchar tu voz o tu risa escandalosa. Si encuentro algo que leer, cada una de las palabras me recuerda a ti. También te sueño por las noches, pero al despertar mi corazón se siente bien.
No, no te he olvidado, sólo que estoy aprendiendo a vivir con esto.
Te extraño, lo hago a menudo, pero no eres vital. Ya no, al menos. Cada día que pasa me voy haciendo más fuerte ante tu partida, pero te recuerdo y no pretendo que eso se borre. Quiero recordarte bonito, que todo aquello que me hiciste sentir me siga erizando la piel a pesar el tiempo. He comprendido muchas cosas, y sé que si hoy no estamos juntos es porque algo mejor se acerca para los dos.
Sé que tú estás con alguien más, que has dado el siguiente paso y me has olvidado. Te admiro, pues yo no sé dejar el pasado tan rápido, pero algún día lo haré y sólo serás aquel que me haga sonreír sin darme cuenta y pensar en qué habrá sido de ti.
De vez en cuando también vienen a mi mente los restos de aquellas primeras veces que tuvimos y ciertamente me alegra que hayas sido tú el protagonista de ellas. Son las primeras veces de las cosas más bonitas y significativas de mi vida. Lo más lógico es que después de todo el daño causado sienta un tanto de odio hacia ti, pero no, me es imposible odiarte. ¿Por qué? Simplemente porque tu lugar, aunque vacío está, es la única evidencia de que hace ya un tiempo fui feliz y viví. Aprendí a vivir y a compartir momentos con aquel que creía se quedaría por un largo tiempo. Es bonito que estar escribiendo esto me haga sonreír como cuando te vi por primera vez, con aquella camisa negra y sonrisa encantadora que me gustó desde ahí.
Es correcto que sólo te hacen el daño que tú estás dispuesto a soportar. Sí, te aguante mucho sufrimiento, pero todo termina y así como empezó de repente, terminó de golpe y sin avisar. Del mismo modo es cierto que después de una historia como la nuestra el amor no termina, permanece ahí, justo en el rincón de los momentos bonitos que guardas por un tiempo, el cual es proporcional a lo que fuiste feliz y cuanto duro esa felicidad. No sé, eso siento yo.
Seguirás siendo tú, mientras las canciones me recuerden a ti y los poemas sean hechos por mí. Ya no me hace llorar tu ausencia y aumenta mi paciencia. Te extraño, pero créeme amor, ya me duele menos el corazón.
El tiempo lo dirá y me dará aquellas respuestas que tanto tiempo busque y por alguna razón, en su momento no encontré. Hoy solo disfruto de mi soledad y del dolor que tu partida me dejó.