jueves, 24 de noviembre de 2016

Recuerdos.


Ya ha pasado mucho tiempo desde que te fuiste y tu lugar en mi cama sigue intacto, tal y como lo dejaste esa noche, en mi corazón también está tu vacío y la verdad no se ha podido llenar con nada.

A pesar de que el dolor poco a poco va sanando, tu recuerdo aún me sigue por todos lados. En algunos rincones de la casa todavía puedo escuchar tu voz o tu risa escandalosa. Si encuentro algo que leer, cada una de las palabras me recuerda a ti. También te sueño por las noches, pero al despertar mi corazón se siente bien.

No, no te he olvidado, sólo que estoy aprendiendo a vivir con esto.

Te extraño, lo hago a menudo, pero no eres vital. Ya no, al menos. Cada día que pasa me voy haciendo más fuerte ante tu partida, pero te recuerdo y no pretendo que eso se borre. Quiero recordarte bonito, que todo aquello que me hiciste sentir me siga erizando la piel a pesar el tiempo. He comprendido muchas cosas, y sé que si hoy no estamos juntos es porque algo mejor se acerca para los dos.


Sé que tú estás con alguien más, que has dado el siguiente paso y me has olvidado. Te admiro, pues yo no sé dejar el pasado tan rápido, pero algún día lo haré y sólo serás aquel que me haga sonreír sin darme cuenta y pensar en qué habrá sido de ti.

De vez en cuando también  vienen a mi mente los restos de aquellas primeras veces que tuvimos y ciertamente me alegra que hayas sido tú el protagonista de ellas. Son las primeras veces de las cosas más bonitas y significativas de mi vida. Lo más lógico es que después de todo el daño causado sienta un tanto de odio hacia ti, pero no, me es imposible odiarte. ¿Por qué? Simplemente porque tu lugar, aunque vacío está, es la única evidencia de que hace ya un tiempo fui feliz y viví. Aprendí a vivir y a compartir momentos con aquel que creía se quedaría por un largo tiempo. Es bonito que estar escribiendo esto me haga sonreír como cuando te vi por primera vez, con aquella camisa negra y sonrisa encantadora que me gustó desde ahí.

Es correcto que sólo te hacen el daño que tú estás dispuesto a soportar. Sí, te aguante mucho sufrimiento, pero todo termina y así como empezó de repente, terminó de golpe y sin avisar. Del mismo modo es cierto que después de una historia como la nuestra el amor no termina, permanece ahí, justo en el rincón de los momentos bonitos que guardas por un tiempo, el cual es proporcional a lo que fuiste feliz y cuanto duro esa felicidad. No sé, eso siento yo.

Seguirás siendo tú, mientras las canciones me recuerden a ti y los poemas sean hechos por mí. Ya no me hace llorar tu ausencia y aumenta mi paciencia. Te extraño, pero créeme amor, ya me duele menos el corazón.

El tiempo lo dirá y me dará aquellas respuestas que tanto tiempo busque y por alguna razón, en su momento no encontré. Hoy solo disfruto de mi soledad y del dolor que tu partida me dejó.

miércoles, 19 de octubre de 2016

Rosas rojas.




Cuando dije que no te quería de vuelta lo decía de verdad o probablemente era la verdad de ese momento. Porque después volviste y mi verdad de aquel momento desapareció y te acepte con todo el amor que aún sentía. 


Nunca pensé que regresarías a mí y lo hiciste, me sorprendí pero te deje entrar y quisiera decir que me arrepiento pero en este momento creo que no puedo.
Las cosas pintaban bien, al menos así las veía yo, se notaba que nos habíamos extrañado y la primer noche te sentí distinto, eras el cariñoso de antes. Eso me gustó y me convenció que lo que hacíamos estaba bien. Poco después todo cambio y me decidí a que tenía que dejarte, que mi momento había llegado pero me detuviste e hiciste algo que nunca habías hecho, expresar tus sentimientos. Me quede de nuevo. 

Contigo todo se volvió un repetitivo "pensé, pensé, pensé", pues pensé que sería diferente, que habías cambiado, que este sí sería nuestro tiempo, pero no fue así. Estuvo bien mientras duró. Tus besos eran dulces, tus caricias eran tiernas y tus palabras mentiras, pero me hacían sentir bien.
Es triste que sólo con migajas me hicieras feliz, también me da vergüenza aceptar que te prefería así tan libre porque no quería perderte, no de nuevo. Y me da más pena por mí, que siempre te soñé con rosas rojas parado en la puerta y nunca fuiste así. 

Debía ser realista y aceptar que no ibas a volver de la manera en la que yo quería, no dejarías tu libertad para estar bien conmigo, ¿por qué? porque no te interesaba, no lo querías, no me querías, porque era yo la que sentía y a la que le importaba "la relación". Yo no podía cambiar tus sentimientos, pero con el tiempo, los míos sí. 


Dejarte me dolía pero tenía que hacerlo, por salud mental, por salud emocional.


Hoy que ya no estás puedo decir que estoy bien, es mi verdad del momento, pero llegará la noche y mi verdad será otra, quizá buena o mala, no lo sé. También llega el momento de extrañarte y esa verdad cambia mucho, los recuerdos no me llenan y me vacían un poquito más, pues recordar a ese alguien con el que hablabas y estabas siempre, duele, pero duele más cargar con un amor que te quiere pero no sabe para qué. 

Por último hay algo más que quiero decirte...

Recuérdame bonito, ojalá y así lo hagas, porque nunca te hice daño y siempre te di todo lo que estuvo en mí. No te recordaré como algo malo, porque a pesar de todo me hiciste feliz y dicen que si algo te hizo feliz entonces valió la pena y sé que fue así. No te voy a odiar, créeme que jamás lo haría, pero fue mejor alejarme a seguir con esto que en realidad sólo me hacía daño a mí. Porque hay que ser sinceros y sabemos que a ti te da igual. Ojalá y te vaya bonito, ojalá y encuentres a alguien que te llene por completo, como intente hacerlo yo y ojalá algún día te des cuenta de lo mucho que llegue a quererte, porque lo hice de verdad y con todo el corazón. Te deseo lo mejor y que Dios siempre este contigo. 

domingo, 22 de mayo de 2016

El fin de tu carta.



Sólo una entrada escribí para ti y la verdad es que no quise escribir más para que la "historia de amor" perdurara y que la felicidad fuera sólo nuestra.


Fue bonito mientras duró... Con eso me voy a quedar. No escribiré lo malo, pues hasta con las peleas era feliz. Sí, era feliz contigo, como no lo fui en muchos años.


A pesar de lo que hiciste no te guardo rencor, créeme, no lo hago y probablemente no lo haría. Tal vez la he estado pasando mal pero es parte de la historia y todas algún día terminan. Por varios días le he pedido a Dios por mí... y por ti también. ¿Por qué por ti? Porque quiero que te ayude, no porque lo nuestro haya terminado voy a querer lo peor para ti.
Te extraño y te seguiré extrañando, no sé por cuanto tiempo pero algún día dejare de hacerlo. Sólo es el proceso.

El amor no se acaba, el cariño se construye y la confianza a veces se pierde. Pero no sé qué fue lo que paso contigo o conmigo, tampoco quiero culparte de todo a ti, pues yo también tuve errores. Uno de ellos fue encariñarme tan rápido, acostumbrarme a que me gustara tu compañía. Pero me gustó hacerlo.

Aquello que no quería que me hicieras, lo hiciste y escogiste la más mala de las ideas para hacerlo. Pensé que eras inteligente.
Lo que pueda sentir ahorita sé que no te ha de importar mucho, por algo no diste explicaciones, mucho menos la cara. Te creí más valiente.

Sabes, no me arrepiento de todo lo que te dí. Me entregue por completo a ti, te mostré mis miedos, mis fortalezas, mis manías, mis secretos. Compartí contigo alegrías y también tristezas. Por primera vez fui la persona que soy, sin escudos. Te di muchas primeras veces. Confiaba por completo en ti.

Ahora sólo quiero darte las gracias, ¿Por qué? Porque me enseñaste lo que es querer a alguien sin condiciones y no lo digo por ti, lo digo por mí, porque yo así te quise. También aprendí que aunque el golpe sea fuerte no debo dejarme caer. Que la sinceridad es la mejor amiga de una persona y aunque duela hay que decir la verdad, en el momento, cuando en realidad se siente. Que un te quiero se dice del corazón para afuera.

Pero sobre todo te doy las gracias por enseñarme lo que no voy a dejar que nunca más me hagan. Porque el tiempo sólo son pretextos y los besos ya se iban con el viento.


Te extraño, pero no te querría de vuelta.

martes, 10 de mayo de 2016

Querida mejor amiga.



A lo largo de la vida vas conociendo personas, mismas que se quedarán o se irán de ella sin siquiera saber lo mucho que pudieron llegar a significar para ti.

Un amigo es aquel que a pesar de las circunstancias siempre estará contigo, te apoyara, te brindara su cariño y hará cualquier cosa por verte feliz.

Yo encontré más que eso en ti.

Nunca imagine que en una amiga podría encontrar un gran sustento, el cual me haría sentir protegida la mayor parte del tiempo. En ti encontré a mi hermana, esa hermana mayor que nunca tuve, la que me cuida de cualquier cosa, que me da consejos aunque muchas veces no los siga al pie de la letra. 

Pudiera decirse que nadie me conoce mejor que tú, y nadie te conoce mejor que yo. Es un tanto extraño que por mensajes de texto podemos saber el estado de ánimo de la otra y si está gritando o está tranquila, somos poco extrañas. Pero eso es lo que nos hace ser las mejores amigas. 

Contigo aprendí que la amistad no es la más bonita si nunca pelean, al contrario lo bonito es pelear y saber arreglar las cosas, o hacer como si nada hubiese pasado a los 5 min. como lo hacemos siempre. Que la gente hable y se meta en lo nuestro para separarnos nos ha fortalecido más, pues sabemos bien que eso no perjudicará. 


También aprendí a madurar, a ver las cosas de otra manera, pues me has enseñado muchas cosas y te doy las gracias por todo y por tanto. 


Contigo la distancia no tiene algún significado, pues a pesar de que ahora vivimos en ciudades distintas y no nos vemos todo el tiempo siempre estamos la una para la otra, la confianza no se pierde y cuando nos vemos pareciera que nunca dejamos de hacerlo. 

Puedo decir que una de las mejores cosas que me han pasado fue conocerte y otra aún mejor fue que viviéramos juntas por algunos años. Siempre creí que eso de vivir con tu mejor amiga sólo haría que todo saliera mal. Lo nuestro fue diferente. Recuerdo cuando hacíamos planes mucho antes de que supiera si me iría contigo, ya teníamos planeadas tantas cosas y al parecer todas las cumplimos en esos años juntas. 

Siempre has estado en los mejores y en los peores momentos. Cuando mi mundo se estaba derrumbando tú fuiste la única que me dijo que todo estaría bien y estuviste ahí conmigo. Cuando estuve más feliz que nunca también lo estuviste y sé que lo seguirás haciendo como hasta ahora. Y yo, yo prometo estar para ti como siempre, para reír, llorar, bailar, secar lágrimas, etcétera. Y si algo extraño de estar contigo todo el tiempo, es eso


Mi mejor amiga no es perfecta, pero para mí es la mejor de todas y no la cambiaría por nada,  ni nadie. 
Es una llorona, pero siempre tendrá una sonrisa aunque este destrozada. 
Esta loca de remate, pero comparto con ella esa locura. 
Mi mejor amiga es un cachito de cielo que Diosito me mando para ser feliz en esta Tierra. 

Mamá.



Por obvias razones todos diremos que la mejor mamá del mundo es la nuestra. Y sí, una madre es la mejor creación de Dios.

Mi mamá es la mejor, mejor mamá de todas, pregúntenle a mis hermanos. 
Desde muy joven inicio su vida como madre y de verdad que lo admiro, pues yo no me imagino que hubiera sido de mi si hubiese sido madre a tan corta edad. Ella supo como sacar adelante a su familia y hasta la fecha lo sigue haciendo, lo hace muy bien.



No hablaré por mis hermanos, aunque sé que compartimos ideas y sentimientos, sólo hablaré por mí.


Conforme fui creciendo iba comprobando que no hay otro ser más maravilloso que mi mamá y que haga, lo que haga ella nunca me dejará sola, por más malo que haya sido. Mi madre me ha enseñado a no dejarme vencer, a no caer pero también a levantarme, a luchar por lo que quiero y a valorar lo que tengo. Ella es una guerrera y algún día me gustaría ser como ella.

A veces me preguntan cómo es que le cuento todo a mi mamá y es sencillo, pues ella es mi confidente, mi consejera y la mejor amiga. Si necesito un consejo no dudo en pedírselo a mamá, ella sabe bien lo que hay que hacer. Cuando estoy triste no hay mejor consuelo que el de ella, sus abrazos son los mejores y reconfortan el alma. También es la mejor haciendo reír, no hay día que no saque una ocurrencia nueva.

Mamá es la mujer más noble, sensible, sentimental, sencilla y de hermosos sentimientos. No le guarda rencor a nadie y sigue queriendo con la misma intensidad de siempre. Tampoco le gusta pelear, eso le destroza el corazón. 

Le encanta dar todo por las personas que ama y no le importa el desgaste físico o psicológico que esto le vaya a acarrear, ella lo hace de todo corazón aunque algunas personas no lo valoren y ni se lo agradezcan.


Mi mamá es la mejor y no veo mi vida sin ella, en realidad no me gusta imaginar eso, pues me encantaría y fuera eterna. Le doy mil gracias a Dios por haberme mandado a una madre tan maravillosa como ella, pues gracias a ella y a todo lo que me ha enseñado soy quien soy y sé muy bien lo que quiero para mi vida. Me enseñó lo bueno y lo malo, a dar todo sin recibir nada a cambio, y que querer no siempre significa que te querrán también pero no por eso lo vas a dejar de hacer.


Soy muy dichosa, ya que tengo a la mejor mamá y amiga en una sola, y eso es un privilegio.


¡Te amo, ma!

viernes, 18 de marzo de 2016

¿Dejador o dejado?



Alguna vez leí en un libro que existen dos tipos de personas, "los dejados y los dejadores".

Por alguna razón me identifique con el grupo de los dejados, y es que me pongo a pensar y en mis relaciones o intentos de relaciones terminan dejándome y aunque no quieras eso te causa algo, como un sentimiento reprimido, un miedo que no quieres sentir pero siempre está ahí.

Cuando crees que encontraste a la persona indicada y para ti todo va bien, tu miedo ya esta planeando como defenderse ante un ataque del "enemigo en turno" aunque dicho ataque sólo lo vea él. Es como un mecanismo de defensa ante el amor por el daño que te han causado,y hasta cierto modo esta bien porque en ocasiones aunque tu corazón diga que es el elegido todos tus otros sentidos saben que no lo es y ese miedo te ayuda un poco a cambiar de opinión.

Pero el miedo también aleja a las personas, te predispone a lo que sucederá. Es triste despertar todos los días pensando en si ya te dejo de querer o cuantos días más se va a quedar, eso se refleja y los aleja. Piensas tanto en que te van a dejar que así lo hacen, recuerda "no desees tanto lo que sueñas, pues se puede hacer realidad". Y el miedo, el maldito miedo sólo te da inseguridad.

Pero, ¿qué sucede cuando encuentras a esa persona que te quita los miedos?

Estoy segura que te sientes mejor que nunca, es tan grande tu felicidad que no te cabe en el pecho. Tu sonrisa siempre está ahí, donde debe de ir. El corazón se acelera y calma todos sus males. Tus ojos tienen un brillo inigualable. Y lo más importante, todos tus sentidos están de acuerdo, la razón y el corazón piensan exactamente lo mismo y el miedo esta encantado al igual que tú con el nuevo "enemigo" que al parecer no tiene nada de malo.
Todo irá bien por un tiempo, se van a conocer, comenzarán a sentir algo el uno por el otro hasta que llegue ese día en el que tu miedo por más enamorado que este va a salir a defenderse. Ahora no tiene miedo de ser dejado, sino que no sabe que sigue después y eso es lo que le preocupa. Por años se ha quedado estancado en lo mismo, no ha habido nadie que le de tranquilidad, esa que ahora está sintiendo. 
El miedo tiene miedo de volver a alejar a las personas, en especial a esa que le está dando tanta paz.

Ahora bien, ¿qué espera el miedo de su enemigo encantador? 

No quiere todas las flores y corazones (aunque le encanten los girasoles en secreto), tampoco quiere todo el tiempo para él (pero le gusta que se lo den), no quiere un esclavo que sea su propiedad  (pero tampoco un libertino). El miedo quiere sonrisas, miradas, palabras, secretos, pláticas largas, apretones de manos, abrazos y besos. Le gusta lo cotidiano, lo que hace a la otra persona ser especial y eso es lo que anhela.

Si le pudiera decir algo al enemigo de mi miedo, sería más o menos esto:

"No dejes que este se apodere de nosotros, ayudalo a confiar y a salir adelante. Muestrale el camino que debe seguir sin dejarlo solo, se puede perder ya que es muy tonto. Convencelo de que lo que hay más allá es bueno para ambos y hazle saber que tú no sientes miedo aunque lo hagas. Y sobre todo demuéstrale que estas seguro de lo que quieres, si es que así lo quieres.
No le mientas nunca a mi miedo y te aseguro que te hará feliz, incluso más de lo que él pueda llegar a ser".

Si el miedo tiene tranquilidad no va a dejar ni a ser dejado.

martes, 16 de febrero de 2016

Como perdí un amigo.


A las 3:17am mi bandeja de entrada en Facebook marcaba un nuevo mensaje. Unas horas después lo abrí y me gustó leer lo que había en él. Así fue como te conocí.


Esa madrugada la pasaba mal y las siguientes también, pero en todas ellas estabas tú para hacerme compañía y llenarme de ánimos. Jugábamos todo el tiempo, hacíamos bromas tontas y hablábamos todos los días. Nos hicimos muy buenos amigos en muy poco tiempo.


En nuestra primer salida debo admitir que estaba algo nerviosa pero a pesar de eso me la pase muy bien, eras divertido y me hacía sentir muy bien estar contigo. Nos pasamos un poco de copas y terminamos bailando en la calle cuando llegamos a mi casa, luego sonó mi teléfono y tuve que entrar a ella. Los días siguientes estuvieron bien, todo era igual y te ibas metiendo más y más en mi vida. Eso me gustaba.

Yo pasaba por una racha no muy buena en el amor, tú eras mi consejero y mi confidente. Después de algunos meses eramos mucho más unidos hasta que un día me confesaste algo que me confundió por completo, al principio pensé que estabas jugando.


Que yo te gustará y sintieras algo por mí la verdad nunca me paso por la mente, pero eso no cambio nada entre nosotros dos. Tú comenzaste  a salir con alguien y yo te aconsejaba mientras seguía aferrada a un hombre que no valía la pena. De repente sentía algo cuando me contabas de ella pero no sabia que era y nunca te mencione nada al respecto.


Para que hacer tan larga la historia, si tú ya la sabes bien.


Hace tiempo me di cuenta que eso de ser buenos amigos no me era del todo suficiente. Te decía te quiero con frecuencia, pero esta vez lo sentía un poco más profundo y me di cuenta que algo no iba bien, te estaba queriendo y ya no era como a un simple amigo. La distancia no favorecía mucho y a veces eso me detenía o me hacía pensar en lo que sentía, ya no quería que estuvieras tan lejos. Te quería conmigo, aquí a mi lado.


Lo pensé tantas noches y cuando decidí ser diferente contigo unos días estuvo bien y de repente ¡PUM! cambiaste por completo conmigo, no contestabas mis mensajes y si lo llegabas a hacer eras cortante. Me estabas partiendo el corazón. 
No entendía porque tu comportamiento había cambiado y cuando pregunté un "estoy confundido" no era suficiente, quería saberlo todo, pero todo tampoco estaba bien.


No sé cuál de las dos cosas hice mal, si no darme la oportunidad cuando lo confesaste o sentir algo por ti cuando ya era tarde. Pero te perdí. Ya no éramos los mismos, no hablábamos todo el tiempo, extrañaba los "te quiero", las cosas bonitas y tontas que decíamos. Te extrañaba por completo a ti, a nosotros.
Ser amigos era la única manera de seguir juntos, pero ese amigo que ahora tenía ya no me llenaba por completo.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Me curé de ti.


Ya ha pasado tiempo desde que decidí dejarte ir por completo y para ser sincera jamás imagine que podría sentir esto.


Lo nuestro fue muy complicado, lo acepto, ninguno de los dos poníamos de nuestra parte y siempre nos manteníamos a la defensiva. También acepto que eso de decirnos adiós y volver al momento estuvo mal, pues había una parte de nosotros que no sanaba, al contrario iba destruyendo paulatinamente lo que teníamos.
Con tantas veces que nos alejamos desgraciadamente se me hizo costumbre tenerte y perderte, todo al mismo tiempo. También me fui acostumbrando al dolor que sentía cuando esto pasaba pero cada vez era diferente la sensación. Iba aliviando sentimientos.
Acostumbrarse al dolor es estúpido, pero lo es más cuando no haces nada por deshacerte de esa "costumbre".

Pensé que al dejarte ir mi vida se iría contigo y me quedaría como muerta en vida, viviendo en automático y nada más. Pero no fue así. Sí, me puse triste, te lloré, te maldije, me odie a mi misma por quererte tanto, se sentía como dolía el corazón y esta vez no eran las arritmias, pero no caí en depresión como la primera vez. A pesar de todo podía sonreír, bailar, cantar, hacer bromas tontas sobre ti, con el tiempo fui sintiendo como ese peso que venía cargando desde hace mucho tiempo se había ido y ya no iba a volver. Me sentí ligera, libre, aliviada.

En ocasiones extrañaba hablar contigo, echaba de menos tu sonrisa de lado y como apretabas con frecuencia mis manos, pero ya no tenía la necesidad de volverlo a tener. Al fin la razón y el corazón estaban de acuerdo en algo, ya no les hacías falta y ciertamente yo estaba bien con eso.


Ya me curé de ti, de tu amor, de tu traición, de todo lo que un día me diste y de lo que yo te di también.


Sentirme bien me ha ayudado a ver las cosas de otra manera. No te odio, nunca lo haría, tampoco te voy a echar al olvido y borrar la parte de mi vida donde apareces tú. Es ridículo. Siempre seras un bonito recuerdo, con sus altas y bajas pero con buenas enseñanzas. Una buena experiencia, una bonita y triste historia la cual puedo contar.