Tal vez el destino nos está jugando una broma macabra o simplemente nos conocimos demasiado tarde, o demasiado temprano, o peor aún nunca debimos conocernos.
A lo mejor no debí respirar tu aroma, dormir en tu pecho, besar tus labios e impregnarme de tu alma.
Porque aunque esta vez el destino no esté de nuestro lado, siempre serás tú, tan malhumorado, tan tierno, tan fugas, tan mío por la eternidad.
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