martes, 16 de febrero de 2016

Como perdí un amigo.


A las 3:17am mi bandeja de entrada en Facebook marcaba un nuevo mensaje. Unas horas después lo abrí y me gustó leer lo que había en él. Así fue como te conocí.


Esa madrugada la pasaba mal y las siguientes también, pero en todas ellas estabas tú para hacerme compañía y llenarme de ánimos. Jugábamos todo el tiempo, hacíamos bromas tontas y hablábamos todos los días. Nos hicimos muy buenos amigos en muy poco tiempo.


En nuestra primer salida debo admitir que estaba algo nerviosa pero a pesar de eso me la pase muy bien, eras divertido y me hacía sentir muy bien estar contigo. Nos pasamos un poco de copas y terminamos bailando en la calle cuando llegamos a mi casa, luego sonó mi teléfono y tuve que entrar a ella. Los días siguientes estuvieron bien, todo era igual y te ibas metiendo más y más en mi vida. Eso me gustaba.

Yo pasaba por una racha no muy buena en el amor, tú eras mi consejero y mi confidente. Después de algunos meses eramos mucho más unidos hasta que un día me confesaste algo que me confundió por completo, al principio pensé que estabas jugando.


Que yo te gustará y sintieras algo por mí la verdad nunca me paso por la mente, pero eso no cambio nada entre nosotros dos. Tú comenzaste  a salir con alguien y yo te aconsejaba mientras seguía aferrada a un hombre que no valía la pena. De repente sentía algo cuando me contabas de ella pero no sabia que era y nunca te mencione nada al respecto.


Para que hacer tan larga la historia, si tú ya la sabes bien.


Hace tiempo me di cuenta que eso de ser buenos amigos no me era del todo suficiente. Te decía te quiero con frecuencia, pero esta vez lo sentía un poco más profundo y me di cuenta que algo no iba bien, te estaba queriendo y ya no era como a un simple amigo. La distancia no favorecía mucho y a veces eso me detenía o me hacía pensar en lo que sentía, ya no quería que estuvieras tan lejos. Te quería conmigo, aquí a mi lado.


Lo pensé tantas noches y cuando decidí ser diferente contigo unos días estuvo bien y de repente ¡PUM! cambiaste por completo conmigo, no contestabas mis mensajes y si lo llegabas a hacer eras cortante. Me estabas partiendo el corazón. 
No entendía porque tu comportamiento había cambiado y cuando pregunté un "estoy confundido" no era suficiente, quería saberlo todo, pero todo tampoco estaba bien.


No sé cuál de las dos cosas hice mal, si no darme la oportunidad cuando lo confesaste o sentir algo por ti cuando ya era tarde. Pero te perdí. Ya no éramos los mismos, no hablábamos todo el tiempo, extrañaba los "te quiero", las cosas bonitas y tontas que decíamos. Te extrañaba por completo a ti, a nosotros.
Ser amigos era la única manera de seguir juntos, pero ese amigo que ahora tenía ya no me llenaba por completo.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Me curé de ti.


Ya ha pasado tiempo desde que decidí dejarte ir por completo y para ser sincera jamás imagine que podría sentir esto.


Lo nuestro fue muy complicado, lo acepto, ninguno de los dos poníamos de nuestra parte y siempre nos manteníamos a la defensiva. También acepto que eso de decirnos adiós y volver al momento estuvo mal, pues había una parte de nosotros que no sanaba, al contrario iba destruyendo paulatinamente lo que teníamos.
Con tantas veces que nos alejamos desgraciadamente se me hizo costumbre tenerte y perderte, todo al mismo tiempo. También me fui acostumbrando al dolor que sentía cuando esto pasaba pero cada vez era diferente la sensación. Iba aliviando sentimientos.
Acostumbrarse al dolor es estúpido, pero lo es más cuando no haces nada por deshacerte de esa "costumbre".

Pensé que al dejarte ir mi vida se iría contigo y me quedaría como muerta en vida, viviendo en automático y nada más. Pero no fue así. Sí, me puse triste, te lloré, te maldije, me odie a mi misma por quererte tanto, se sentía como dolía el corazón y esta vez no eran las arritmias, pero no caí en depresión como la primera vez. A pesar de todo podía sonreír, bailar, cantar, hacer bromas tontas sobre ti, con el tiempo fui sintiendo como ese peso que venía cargando desde hace mucho tiempo se había ido y ya no iba a volver. Me sentí ligera, libre, aliviada.

En ocasiones extrañaba hablar contigo, echaba de menos tu sonrisa de lado y como apretabas con frecuencia mis manos, pero ya no tenía la necesidad de volverlo a tener. Al fin la razón y el corazón estaban de acuerdo en algo, ya no les hacías falta y ciertamente yo estaba bien con eso.


Ya me curé de ti, de tu amor, de tu traición, de todo lo que un día me diste y de lo que yo te di también.


Sentirme bien me ha ayudado a ver las cosas de otra manera. No te odio, nunca lo haría, tampoco te voy a echar al olvido y borrar la parte de mi vida donde apareces tú. Es ridículo. Siempre seras un bonito recuerdo, con sus altas y bajas pero con buenas enseñanzas. Una buena experiencia, una bonita y triste historia la cual puedo contar.