lunes, 29 de junio de 2015

Por siempre la mejor mujer.

Como olvidar el domingo más amargo de mi vida. El cielo se pinto de colores cuando llegaste, los ángeles entonaban cantos celestiales pues había llegado una mujer maravillosa a hacerles compañía.

No tengo idea de cuantas veces te dije que te quería, pero sé que lo hice. Nunca pude decirte "te amo", cuando te fuiste aún no comprendía que clase de sentimiento era. Si lo sentía, yo te amaba y te seguiré amando aunque por el momento no estemos juntas.
Siempre fuiste una mujer capaz de sacar a todos adelante, nunca te importaba lo cansada que estuvieras, los dolores que sintieras tú estabas para todos. Para mí siempre fuiste mi segunda madre, la mejor consejera, la abuela más juguetona, la más ocurrente y entre muchas otras cosas, la más amorosa. No te recuerdo enojada, todos los días tenías una sonrisa y contagiabas tu alegría. 

Recuerdo a mi abuela sentada a la mesa, con una taza de café frente a ella y una pieza de pan a lado. La recuerdo fumando a escondidas, no le gustaba que la vieran hacerlo. Me acuerdo como dormía, como gritaba, como reía a carcajadas, hasta como tosía. 

La recuerdo feliz, la recuerdo conmigo. 

Siempre fui la nieta empalagosa, la que por cualquier cosa quería ir con su abue. Vivíamos a dos cuadras y cuando me mandaban a la tienda tomaba mi bicicleta y me iba hasta la tienda que quedaba más cerca de su casa aunque tuviera una enseguida de la mía, pasaba a darle los buenos días y a darle un beso enorme, muchas veces me quedaba bastante tiempo platicando con ella y mi mamá enojada esperando a que yo regresara de la tienda, con decir "estaba con mi abue" evitaba el regaño. 

Estaba prohibido llamarle abuela, decía que era algo feo. Ella fue mi abue, la señora sonrisa encantadora. 

Todos los días estaba con ella, salía de la escuela y me iba a su casa. Le ayudaba a hacer comida, después de comer nos pasábamos la tarde jugando cartas, riendo o comiendo chucherías. Nunca me quería ir de su lado. En vacaciones desde temprano ya estaba en su casa, era el mejor lugar del mundo para estar, y así no estábamos solas ninguna de las dos. Mis papás trabajaban, mi abuelo también lo hacía todo el día, era el pretexto perfecto para estar juntas.

Ella fue la mejor y estoy segura que no sólo lo fue para mí. 

Jamás voy a olvidar todo lo que vivimos juntas, en realidad fueron los mejores 13 años de mi vida, en los que Dios me presto a un ángel tan maravilloso como lo fue ella. 

No me olvido de ella, nunca lo haré pues sé que está conmigo y nunca me deja caer. Desde hace siete años y medio la sueño casi a diario, aún escucho su voz por la casa y la mayoría del tiempo quiero encontrarla en su lugar de siempre, al frente de la mesa con su taza de café y sonriendo a la puerta porque ya llegue. 




jueves, 18 de junio de 2015

Vicio.

Nunca imagine que enamorarme de ti sería lo mejor.
Te encontré por ahí, sin rumbo ni dirección, estabas perdido y no sabías donde refugiarte. Yo extendí mis brazos y te di calor con un toque de amor, era mágico y encantador. 

Me gustaba tenerte junto a mí.

En ocasiones  te costaba mucho expresar tus sentimientos pero cuando lo hacías era de la mejor manera, me hacías sentir querida y que era yo quien realmente te hacia feliz. Estar juntos era más que un vicio para los dos. 
Sabía que nuestro amor no duraría toda la vida, pero lo que realmente me importaba era darte todo en el momento. Yo quería lo mejor para ti, no quería verte perdido y sin rumbo de nueva cuenta. Poco a poco lograste colocarte en lo más preciado que tenía, eras como un premio, ese el cual me encantaba abrazar y besar. Quería estar siempre a tu lado. 

También me querías, lo demostraste mucho tiempo pero el momento de volar a otros brazos te llego, no pude hacer nada para detenerte. Quería que fueras libre y feliz aunque yo no estuviera en tus planes. Te devolví las ganas de querer a alguien, te di la confianza de creer en ti y le quite esa coraza a tu duro corazón. Quería ser yo la afortunada, pero no fue así. 
Encontraste a alguien que te entendía mejor que yo, o al menos eso creíste un tiempo. Me dejaste en segundo plano pero a su vez ella era "el plan B", no te dabas cuenta que al verme desbordabas todo aquello que me hizo enamorarme de ti, esa ternura, ese amor. Eras mío, aunque no lo fueras por completo.

Un día volviste, perdido, sin rumbo, ni dirección como cuando te encontré. 

Decidí aceptarte, te devolvería al camino como lo había hecho antes, no importaba que me dejarás después de un tiempo, pues sabía que siempre serias mío. Era sencillo, tu amor era egoísta de esos que te quieren pero a la vez no, te dan todo pero te lo quitan de golpe.

Eras mi vicio y no podía dejarte.
Sabia que siempre lo serías  y aunque estés en otros brazos, con otro calor, otro amor, nunca te irás de aquí. Fui yo quien te enseño a querer, fui esa que te devolvió las ganas de vivir, de volver a sentir. No me arrepiento, hice bien mi trabajo y lo seguiré haciendo.
A menudo volverás cuando estés perdido, no tengas a donde ir y estés devastado pensarás en lo nuestro, en todo aquello que te di y que siempre te daré. Me enseñaste a amar, a ser algo más por la persona con la que quieres estar. Eres todo y a la vez nada. 

Jamás me cansaré de ti, pase lo que pase te aceptare, te daré mi calor, mi amor, mi ser porque eres mi vicio y como tal por más que lo intente no te podré sanar.

jueves, 11 de junio de 2015

Una loca enamorada.


A veces me pregunto qué habría pasado si hubiésemos coincidido al mismo tiempo y en el mismo lugar...

Tal vez nuestra historia sería una de las más bonitas jamás contada y los corazones, las flores y el romanticismo formarían parte de ella. Seríamos tan felices juntos. 

Lo conocí un domingo cualquiera, un día tan normal, en uno de esos que sientes será el mejor de todos. Yo no sabía quien era y ni imaginaba lo profundo que llegaría a meterse en mi vida, pero no era uno más del montón había algo que lo hacia diferente, algo que le daba luz. 

Se acerco a mí y dijo "hola", en ese momento juro que fue inevitable no enamorarme de su sonrisa o de esa dulce mirada. La verdad no sé que decía, no lo escuchaba pues estaba perdida en su cara y la forma en la que movía los labios al hablar. Era... no sé lo que era, pero me gustaba. 
Pasaron semanas y sólo pensaba en aquel Domingo donde apareció, me gustaba pensar en él e imaginar que él también estaría pensando en mí. Era linda la idea. 

Al despertar un sábado sin ganas de ir al trabajo, tome mi celular y cheque la bandeja de entrada de mensajes. ¡Oh sorpresa! Él encabezaba la lista y sin darme cuenta ya estaba sonriendo como una tonta enamorada. 

"Buenos días ojos bonitos, espero y tengas un excelente día." 

Recuerdo que leía una y otra vez el mensaje antes de contestar, quería asegurarme que fuera verdad. 
Comenzamos a enviarnos mensajes con más frecuencia hasta que lo hacíamos día y noche, hablábamos de cualquier cosa y por más simple que fuera el otro la hacía interesante. Me encantaban sus mensajes. 

Al volvernos a ver, intentaba escucharlo pero mis pensamientos me sacaban de la realidad y tenía una pequeña charla con mi yo interno (las dos coincidíamos en que era diferente). Me toco hablar a mí y no hacía otra cosa más que verme y sonreír, eso era intimidante y a la vez muy lindo, aunque prefería que no lo hiciera pero él insistía en seguirlo haciendo 
Hablamos por horas y era realmente increíble lo que me hacía sentir que ya no quería despedirme nunca de él y aguantarme días hasta volverlo a ver. Era eso que siempre busque, el romántico empedernido que no lograba aburrirme.

Un día al estar juntos toco una canción para mi con su guitarra, siendo sincera me emocione tanto y me hizo adorarlo aún más. Al terminar la canción le robo un beso a mis labios y después se le escapó un "te quiero", no supe que decir, también lo quería pero sólo sonreí. 
Después ya era normal que tocara su guitarra para mí más veces a la semana y cantáramos juntos con esas ganas de terminar la siguiente canción y poder llegar al beso final. Ese gran final era mi favorito.

"Sabes, aunque parezca tonto estoy enamorado de ti y te quiero. Tienes unos ojos hermosos, una sonrisa de millón y tu forma de ser enamora a cualquiera." 

Jamás imagine leer eso, alguien sentía lo mismo que yo por él. Mi yo interno tenía su propia fiesta de bienvenida, sacudía telarañas, limpiaba los muebles y resanaba grietas de las paredes. Yo estaba dispuesta a dar todo, quería estar con él siempre.
Estaba segura de que él sería el más bonito abril en aquel nublado otoño, pero era aquí donde siempre terminaba todo.

Me gustaría fuera real. Me gustaría que todos los días me dedicara una sonrisa, no sólo en mis noches locas...

Era bonito pensarlo, lo hacía a diario, y aunque únicamente estaba en mi mente me gustaba imaginar la misma historia cuando lo veía con esa sonrisa de la que me enamoraba cada vez que lo soñaba. Esto me pasaba con sólo verlo parado al otro lado de la calle, sin que él pudiera verme, sin que yo existiera en su mundo, aunque para mí, él fuera siempre mi único mundo.