martes, 6 de junio de 2017

Quebrantable.


Hoy desperté extrañándote y no sé si te extrañaba a ti, a la que era contigo, o a esa persona que me hacía sentir querida.


Estoy extrañándote y ya paso un año, es absurdo, pero el sentimiento duele. Leí conversaciones que guarde en aquel momento en el que no era yo, en el que no era más que tu pasatiempo sentimental, las leí y me volví a sentir de la misma manera. Miserable y tonta, que te necesitaba y te odiaba. Y aunque dije que nunca te odiaría, te odie por quererte tanto  y lastimarme de esa manera tan ruin.

No tengo muy claro lo que siento, no comprendo si aún te quiero o sólo extraño el recuerdo de aquel en el que dormía en su pecho, aquel que al despertar me decía "te quiero"  y me daba un gran beso.

Estoy siendo la miserable, la misma tonta quebrantable. 

¿Qué está pasando? Te sentía olvidado y superado. Entonces, ¿será cierto que eres y serás ese que no olvidaré jamás? Porque pensé que eso sólo sería en mi momento, ahora pienso que es tu momento. Reapareces en mis pensamientos y de repente extraño tus buenos días o tus llamadas de largas horas.

¿Te extraño a ti? 

Quiero imaginar que extraño el tener a alguien conmigo, pero de igual modo me sentiría miserable de nuevo.

Hoy vi tu sonrisa cuando cerré los ojos y sonreí sin darme cuenta... y recordé cosas. Cosas que a veces me gustaría volver a sentir, a vivir y otras veces... otras veces me hacen llorar. Como hoy. 

No sé si son las fechas, pero lo que sí sé es que no volverás en unos días como lo hiciste el pasado año. Ya no estás, no regresarás y eso sí es más que seguro.

Bien me dijeron que no me quisiste, que si de verdad lo hubieses hecho jamás me habrías causado semejante daño. Me trague tus palabras tal si fueran agua, las creí y las sentí. Quizá eso es lo que duele, el haber sido burlada y ultrajada. O quizá no.

Me duele algo de mi, de ti, de lo que fuimos y hoy ya no hay nada. 

jueves, 6 de abril de 2017

Envuelta en el caos.

¿Qué hacer cuando estas rota y te rompen otra vez?

Sí, puede sonar raro y hasta complicado, pero a veces estás rota por tu pasado y cuando estás superandolo llega alguien y rompe tus expectativas y vuelves a creer y te vuelves a entregar, ¿y qué pasa? Te rompen de nuevo.

Por algún tiempo me negué rotundamente a abrir mi corazón, mis sentimientos y todo mi ser y justo cuando estaba bien, sanando y en el proceso, llego él, me devolvió la ilusión y confíe.
Quizá mi problema sea confiar demasiado en las personas, pero por primera vez veía hechos, hechos que fueron mentira, o quizá no, pero eso parecieron.

Él era con el que había soñado, ese tierno y cariñoso que por extraño que parezca no me aburrió en ningún momento. Me hacía bien escucharlo, me llenaba verlo sonreír, me gustaba verlo conmigo. Pero, ¿qué haces con alguien que está marcado por su pasado? Con alguien que no se deja avanzar, alguien que sabotea lo que siente, que se deja llevar por lo que dicen los demás y no por lo que dice su corazón.
Los "te quiero"  quizá fueron de dientes para afuera, no desde adentro. Ahí es donde se crea el caos.

Sé que es bueno, que sus intenciones no son malas, pero su pasado es lo que no lo deja. Quizá no lo llene por completo, tal vez espera algo más, simplemente él no era para mí. Es triste, pero es tan cierto.
Me rompió y no fue una ruptura como las de antes, tan sólo un "no puedo estar, aunque quiera", pero pienso eso es lo más perro de todo. La intermitencia.
Antes ya había estado en esto y aún me cuesta trabajo entenderlo, ¿es tan difícil saber si quieres estar con alguien? Tal vez para mí no, pero para él sí lo fue.

En su tiempo, mis compañeros de oficina me notaron algo diferente; me veía feliz, tenía un brillo en los ojos y las mejillas me dolían de tanto sonreír. Tenía tanto tiempo sin verme y sentirme así.
Él me estaba haciendo feliz, aunque fuera poco el tiempo, aunque todavía no lo conociera por completo. Yo también lo hacía feliz, o al menos eso veía. La necesidad de conocer a alguien más había desaparecido en los dos, sólo eramos él y yo. ¡Oh!  Su miedo también se encontraba con nosotros, era un trío sin elección.

Lo hice feliz, pero no lo suficiente, no lo demasiado para que logrará quedarse.

Tenía muchas cosas que pensar, dijo, pero alguien que no está dispuesto a tener un compromiso ya no tiene nada que pensar, ya lo tiene todo claro y será tan egoísta que dirá "no quiero perderte", pero tampoco sabrá para qué te quiere con él.
No sé de dónde saque valor, sólo sé que lo deje ir o él me dejo ir a mí. Y aunque los demás digan que "es un idiota", él fue el que me volvió a erizar la piel con tan sólo rozar su mano con la mía, fue él quien le quitó la coraza a mi pecho, quien devolvió esas ganas y quien también las quito de nuevo. Yo quise a ese idiota, con sus miedos y complejos, con virtudes y defectos.

Quizá yo nunca fui buena, pero también él nunca fue bueno.

domingo, 12 de febrero de 2017

Febrero, 12.



Hace días mientras estaba tumbada en el sofá de mi fría casa me descubrí extrañándote y para ser sincera el sentimiento fue algo ensordecedor.


Al principio me pareció absurdo el acontecimiento, pues hace tiempo ya que no te echaba de menos. Recordé muchos momentos, hasta los más insignificantes se hicieron presentes; las primeras sonrisas, los primeros besos, la primera vez que caminamos juntos de la mano. 
Recuerdos que sólo son eso, tantos que quedarán por siempre en el baúl de mi corazón. Porque, cariño, no siempre fuimos tormenta en invierno. 

Después de aquel día en la sala me volví a descubrir extrañándote, ahora mientras leía mi libro favorito. En cada una de las páginas iba reviviendo emociones y en mi mente nos veía a nosotros, era como si estuviera viendo una película, pero esta vez no tenía nada que ver con lo que había entre las líneas del libro. 
Hice una pausa y me derrumbe en mi cama, sentía como recorría por mí cuerpo un sentimiento, pero no lograba distinguir cuál era. Al poco tiempo ya pensaba en ti de nuevo. 

Comenzaba a desesperarme, incluso pensé en escribirte, pero mi yo interno me detuvo. 

Sabía que algo andaba mal, que extrañarte no era normal y por más que evitaba tu recuerdo algo se hacía presente y volvías a mi mente. Eras el evidente recordatorio de aquel evento que no entendía aún. 
Seguí un par de días más extrañándote, ya no era tan molesto, me acostumbraba a ello y en cierto momento me pareció bonito hacerlo. Estaba loca. 
Las peleas ya no se mostraban en la película, sólo las partes buenas estaban ahí, era como una típica historia de amor, de esas con final feliz. 

¡Que tontería, la nuestra ni termino así! 

"Fueron sólo unos meses", pensaba. 
"No hay porqué extrañarlo", decía. 
"Ya se me pasará", me consolaba. 

Aún te quería y estaba segura de eso, la intensidad no era la misma y también estaba consciente de ello. El verdadero problema estaba en estarte echando de menos y otra vez me abruma el sentimiento. Estaba como al principio, pero con menos dolor. 

Hoy desperté temprano, desayuné, me bañe, y cuando estaba terminando de peinar mi cabello sonó nuestra canción en la radio y fue ahí donde recordé todo. Hacia ya un año que te conocí. 

"¿Para esto tanto desvelo? ¿Por esto te pensaba a diario?", me preguntaba. Era más que claro que la respuesta era "sí" y que como una tonta estaba repasando cada una de las escenas de nuestra corta pero amplia historia, que aún te quería, que te extrañaría y que siempre recordaría este día, como a ti, a nuestros besos, a tu sonrisa y a ese momento en el que mis ojos se toparon con los tuyos. 

Desde ese instante supe que serías quien me haría feliz, pero también supe que me harías sufrir y que aún así estarías en mí porque a un amor como este no lo olvidas, se queda clavado en el rincón de los hirientes y más bellos recuerdos.